Yo los bautizo con agua, ¡pero él los bautizará con el Espíritu Santo! (Evangelio según San Marcos 1:8)

Este corto texto tiene tanta profundidad, que le dedicaremos varios de nuestros devocionales.

En primer lugar, marca un profundo cambio en las relaciones entre Dios y la humanidad: con la venida de Jesús, termina la era de la Ley, y comienza la era de la Gracia.  Y en este sentido, aunque el símbolo del bautismo siguió practicándose en la Iglesia (sumergirse en agua como señal de arrepentimiento, voluntad de cambio), el bautismo otorgado por Jesús a quienes creen en Él tiene un significado inmensamente mayor: Dios mismo, en la persona de Espíritu Santo, viene a morar en el creyente. Solamente a quienes creen en Jesús les es otorgado este hermoso y poderoso regalo: la misma presencia de Dios fluyendo en su interior.

¿Eres consciente de la envergadura del hecho de tener al Espíritu Santo morando en ti? Si aún no tienes esa seguridad, puedes pedirle a Jesús, con tus propias palabras, que perdone tus pecados y te haga partícipe de la nueva vida que él ganó para ti en la Cruz.  Entonces, el Espíritu Santo vendrá a vivir en ti.